El 2015 empezó con el mayor número de empresas a concurso en siete años

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25/05/2015
El 2015 empezó con el mayor número de empresas a concurso en siete años

De enero a mayo, 21 compañías solicitaron ingresar en ese proceso ante la imposibilidad de pagar sus deudas; en el mismo período de 2014 se presentaron 14.

Siete meses pasaron desde que la automotriz Chery- Socma, de origen chino e instalada en Uruguay desde 2006, fabricara su último vehículo en la planta de ensamblado que tiene en Paso Carrasco. Con ese telón de fondo, la semana pasada se conoció la intención de la firma asiática de abandonar su operativa local. La decisión derivaría de las crecientes dificultades para exportar a los países vecinos. Chery- Socma –que contaba con una plantilla de 350 trabajadores directos y más de 600 indirectos– alegó ante el Ministerio de Trabajo (MTSS) que su pérdida mensual ascendía a los US$ 600 mil.

Una vez conocido este hecho, el presidente de la Cámara de Industrias (CIU), Washington Corallo, señaló que hay empresas que están planeando “recorte de inversiones y de personal”.

En tanto, el director nacional de Trabajo, Juan Castillo, sostuvo que el sector de la vestimenta también atraviesa momentos difíciles. En diálogo con El Observador TV, el jerarca agregó que habrá que “convivir al menos como un año largo más todavía” con el cierre temporal de empresas (ver nota aparte).

En este escenario, se percibe una tendencia al alza en el número de empresas que apelaron al proceso de concurso de acreedores. Mientras que en el periodo enero-mayo de 2014 fueron 14 las firmas que solicitaron el amparo de esta herramienta, este año esa cifra ascendió a 21. Durante los primeros cinco meses de 2009 –el primer año de vigencia de la ley de concurso, que vino a suplantar el régimen anterior de concordato– habían sido nueve las empresas que hicieron uso de esta posibilidad. Si, en cambio, se toman en cuenta los pedidos anuales, 2010 fue el año con menor cantidad de solicitudes de concurso (32), y 2013 el de mayor (60). El año pasado cerró con un número similar (58). Así, entre 2009 y 2014 el aumento fue de 61,1%.

En el último año fueron varios los casos de empresas en esta situación que salieron a la luz. En abril, la constructora Calpusa, fundamentando que no podía hacer frente a sus obligaciones, solicitó el concurso voluntario.

A fines de julio del año pasado le había tocado el turno a la pesquera Fripur. Ese mismo mes, la empresa de transporte Copsa –que de acuerdo a su gerente tenía un pasivo de aproximadamente $ 800 millones– se presentó también a concurso de acreedores. En agosto de 2011 la maderera Urupanel –en ese momento propiedad del fondo de inversión suizo Austin Park Capital, gestionado por Leadgate– pidió entrar a concurso. En 2012 fue comprada por el grupo ecuatoriano Aglomerados Cotopaxi, pero la turbulencia no cesó y en agosto de 2014 frenó su producción, mandó a seguro de paro a sus 420 trabajadores y solicitó de nuevo el concurso.

Causas externas

El responsable de Servicios Jurídicos de la Liga de Defensa Comercial (Lideco), Fernando Cabrera, dijo a El Observador que en las memorias explicativas que redactan las empresas a la hora de presentarse al concurso, en general enumeran causas externas –como el enlentecimiento de la economía o “que dejó de soplar el viento de cola”–. Pero, agregó Cabrera, “muchas veces ahí no exponen cuáles son las verdaderas causas”.

De acuerdo al experto, en la mayoría de los casos cuando la empresa se presenta a pedir un convenio con sus acreedores ya “tiene un grado de deterioro tal que es imposible el salvataje”.

Esta demora para recurrir a la herramienta se debe, según Cabrera, en la dificultad para “admitir los fracasos”, por una parte, y también a que el concurso sigue siendo mirado de reojo en Uruguay.

“Mientras no se presenta (a concurso, el empresario) saca todas las fórmulas que tiene a su alcance, algunas legítimas y otras no tanto, para evitar el proceso concursal”, manifestó Cabrera. La toma de medidas “cosméticas o dilatorias”, añadió, solamente incrementa el efecto bola de nieve, que afecta la rentabilidad de las empresas y, en última instancia, la confianza de sus acreedores.

Desde 2009 hasta 2014, 265 empresas entraron en procesos concursales. Lideco no tiene la información de cuántas de esas firmas terminaron efectivamente liquidándose. Sí se sabe que, en promedio, de cada 10 empresas que recurren al concordato, dos terminan alcanzando un convenio con sus acreedores. El resto de los casos o aún no se resolvió o terminan en la liquidación. Bajo el régimen anterior (de concordato) la cantidad de convenios era del 10%, con lo cual se logró duplicarlos. “El objetivo de la ley de fomentar los convenios se cumple”, sostuvo Cabrera.

FUENTE: EL OBSERVADOR